Orquestas de Mujeres

Un arma de empoderamiento y resistencia

En la foto aparece la Orquesta y Coro de Mujeres de Chile dirigida por Ninoska Medel en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora (2019)

A propósito de la columna escrita por la colega Karol Dinamarca entrevistando a la joven directora Ninoska Medel, fundadora de la Orquesta y Coro de Mujeres de Chile (OMCH), quiero aprovechar este espacio para compartir algunos avances sobre la investigación en torno a las Orquestas de Mujeres que he estado realizando durante el último año, la cual ha estado inspirada por la labor que ha llevado a cabo esta orquesta.

En el año 2018 en Chile estalla lo que algunos han denominado “La Primavera Feminista”  luego de que ese 8 de marzo se desencadenara una creciente ola de manifestaciones feministas en las universidades del país. La gran lucha que se levantaba era contra el acoso y la violencia de género en los espacios institucionales. El 18 de junio de ese mismo año se hace entrega del petitorio unificado de la Universidad de Chile en Casa Central en medio de marchas, gritos, manifestaciones y la música de una orquesta y coro compuesto exclusivamente por mujeres que compartían una causa en común: decir basta a la violencia de género. Ese día nace la Orquesta y Coro de Mujeres de Chile. Desde entonces este elenco, ahora constituido como Fundación, ha realizado una importante labor de visibilización respecto a las problemáticas de género presentes en el medio musical orquestal, tanto en el área de la interpretación como la composición. Además de ser un aporte educativo-social al ser un espacio de integración para todas las mujeres que deseen tocar o cantar, ya sean de nivel principiante, universitario, amateur o profesional (Reinel, 2021).

Bajo este contexto, las preguntas que han motivado mi investigación en torno a las Orquestas de Mujeres en Chile son: ¿Es la primera vez que nos encontramos con una orquesta femenina de estas características? ¿Desde cuándo existen las orquestas de mujeres? ¿Son todas las agrupaciones femeninas un acto de visibilización y resistencia feminista? ¿Cuáles son los inicios y la razones que incentivaron el surgimiento de orquestas formadas exclusivamente de mujeres? Y, por último, ¿qué problemáticas dejan de manifiesto estas iniciativas?

Para responder estas preguntas, hemos comenzado realizando una búsqueda bibliográfica que nos permita conocer el fenómeno de Orquestas de Mujeres (o también llamadas femeninas) que se ha ido desarrollando a través de la historia en diversos contextos socioculturales. Es así como hemos podido constatar que la presencia de estas agrupaciones ha significado un espacio seguro de oportunidades laborales y desarrollo musical para las mujeres.

¿Por qué es relevante y pertinente observar a estas orquestas?

Uno de los grandes dilemas en la historia de la música, reconocido por la musicología feminista, ha sido la sistemática invisibilización que han tenido las mujeres en diversas áreas del quehacer musical.

 “Suele afirmarse que en la historia de la música es notoria la ausencia de mujeres. La razón tiene que ver más con el modo en que se cuenta la historia que con una falta de actividad musical por parte de las mujeres”

N. Cook, 1998

Respecto a esta situación se han hechos grandes esfuerzos en recuperar el legado perdido de muchas compositoras a través de la historia compensatoria buscando posicionar sus nombres en los programas de concierto. Sin embargo, poco se ha hablado sobre la existencia de las Orquestas de Mujeres y del aporte que han realizado a esta y otras problemáticas que han aquejado la vida musical de las mujeres.

Esta dimensión de la participación femenina en la música está directamente relacionada con la negación del espacio público que la sociedad patriarcal ha impuesto durante años a las mujeres, lo que las ha relegado a adoptar roles adscritos a su género, creando dificultades y prohibiciones para ejercer ciertas disciplinas que son asociadas al género masculino, tales como la interpretación de instrumentos como la trompeta, el contrabajo, el timbal, entre otros; posiciones de liderazgo en la dirección orquestal o en organizaciones; la composición, dominios técnicos y, en general, el acceso a orquestas profesionales, ya que son espacios performativos públicos que reflejan las dinámicas de poder presentes en nuestra sociedad. Aunque hoy en día no cuestionamos el hecho de ver a mujeres tocando estos instrumentos o dirigir orquestas, es importante tener en cuenta que esto era muy poco común hasta hace solo algunos años, y es una de las razones por las que aún existen brechas de género tan marcadas en el ámbito musical. 

Por lo tanto, y he aquí su gran aporte, el espacio creado por las Orquestas de Mujeres representa un arma de empoderamiento y resistencia que busca palear estas brechas y obstáculos.

Orquestas de mujeres a través de la historia

Los primeros antecedentes que encontramos sobre orquestas femeninas en nuestra búsqueda datan del Siglo XVIII con los orfanatos de niñas de Venecia donde se destaca el caso de la Ospedale della Pietà. Vivaldi fue maestro de las huérfanas de este orfanato a quienes se les daba la posibilidad de educarse como instrumentistas gracias a las reformas de las instituciones católicas que buscaban integrar, además de la religión, el aprendizaje cultural y capacidades laborales a los huérfanos, y en este caso huérfanas, para que pudieran desenvolverse en la vida. Esta instancia fue un primer puntapié para el acercamiento de las mujeres a la práctica instrumental (de orquesta) y además una alternativa para poder desenvolverse como profesoras de música en vez de esperar que alguien las tomara como esposas para salir del orfanato. Esto marca un punto sin retorno en la búsqueda de oportunidades para participar en orquestas.

Durante el siglo XIX las mujeres no pudieron acceder a orquestas profesionales solo hasta que se permitió el ingreso de las arpistas en los años treinta. Sin embargo, las instrumentistas y directoras de orquesta estaban presentes, lo que se pudo apreciar con la aparición de una gran cantidad de agrupaciones femeninas en toda Europa y Norteamérica. En la mayoría de los casos estudiados hasta el momento, estas orquestas surgen como una reacción ante la falta de oportunidades laborales y desarrollo profesional en el ámbito orquestal que debían enfrentar las mujeres, realidad que se sigue replicando de cierta forma en la actualidad como nos hace notar Indira Reinel en su tesis “Un cuarto propio: Un modelo de Gestión Cultural con perspectiva de género para la Orquesta Sinfónica Profesional de mujeres de Chile”: 

“Recordemos, que actualmente en Chile existen catorce elencos profesionales y estables destinados a la actividad orquestal (…). Adicionalmente, Chile cuenta con una gran cantidad de orquestas juveniles e infantiles cuyos objetivos son de tipo formativo y de inserción social, y que hoy en día se encuentran bajo el amparo de la Fundación de Orquestas Infantiles y Juveniles, FOJI (CNCA, 2016). En este contexto, casi 12 mil niños y jóvenes participan en agrupaciones musicales, de los cuales el 50.9% corresponden al género femenino. (CNCA, 2017-2022) Estas cifras son contrastantes con la participación femenina en las orquestas profesionales, que se ve significativamente reducida a un 31%.”

Esto nos lleva a cuestionar entonces: si podemos observar una gran presencia de mujeres en orquestas estudiantiles, prácticamente un poco más de la mitad ¿Por qué en las orquestas profesionales existe una diferencia tan notoria entre participación femenina y masculina? ¿Qué sucede justo en ese traspaso de lo educativo a lo profesional en el ámbito musical? ¿Cuáles son los factores involucrados? 

Esta situación ya era bien conocida por las mujeres músicas que nos precedieron y podríamos decir que gracias a sus iniciativas musicales hoy el panorama es mucho más esperanzador que en aquellas épocas. 

Dentro del gran espectro de Orquestas de Mujeres que existen y han existido a lo largo de la historia podemos identificar diversas problemáticas, motivaciones, formas de organización y funcionamiento que podemos analizar. Cada una de ellas con su propia historia nos revela una arista del complejo entramado que compone la participación de las mujeres en el mundo orquestal. Desde los estereotipos de belleza que se buscaban en el perfil de las instrumentistas para integrar ciertas orquestas, como es el caso de la Hour of Charm Orchestra en Estados Unidos durante 1930, hasta la situación de las prisioneras judías durante la Segunda Guerra Mundial donde surgió en los campos de concentración Nazi la Auswisch-Birkenau Women´s Orchestra, dirigida por la sobrina del reconocido compositor Gustav Mahler: Alma Rosé Mahler. 

Algunas orquestas que marcaron la historia y no podemos dejar de mencionar son la Montreal Women´s Symphony Orchestra dirigida y fundada por Ethel Stark (1940), la Orchestre Féeminin de Paris, dirigida por Jane Evrard (1930) y la Orchestrette of New York dirigida por Frédérique Petrides (1933), orquestas reconocidas por incorporar a su propuesta artística un repertorio considerado por la crítica como innovador, donde se incluye la interpretación de compositoras y música contemporánea logrando alcanzar un gran nivel técnico, sin embargo, los estigmas de género de aquella época seguían situando el oficio musical femenino en un estrato inferior y se veía esta actividad como una rareza. 

Hoy en día este movimiento de orquestas femeninas sigue vigente y ha tenido una gran presencia en Latinoamérica. Algunas de las Orquestas de Mujeres presentes son: Orquesta Femenil Kaux en México, Orquesta Atípica “La Empoderada” en Argentina, Banda Femenil Regional “Mujeres del Viento Florido”, quienes hicieron una colaboración junto a la cantante Mon Laferte hace poco, Camerata Romeu en Cuba, Orquesta Femenina de Bolivia, Orquesta de Mujeres de Brasil y la ya mencionada Orquesta y Coro de Mujeres de Chile.

Algo interesante de observar en este territorio durante los últimos años ha sido la asociatividad y la gran red de apoyo que se ha ido construyendo a través de encuentros de Orquestas de Mujeres, los simposios de mujeres directoras impulsados por la reconocida directora de orquesta Lidia Amadio y las organizaciones de compositoras como RedcLa (Red de Compositoras Latinoamericanas) o Resonancia Femenina en Chile. Iniciativas que han ido creciendo con el paso del tiempo y se han potenciado durante la pandemia gracias al uso de las herramientas virtuales que tenemos a disposición, unificando y fortaleciendo una contienda que es transversal.

Esto demuestra la importancia y relevancia que tienen estos proyecto en la vida de las mujeres que los conforman, quienes por medio de un trabajo voluntario y colaborativo van construyendo aquellos espacios públicos de desarrollo musical por tanto tiempo negados por el patriarcado, donde las mujeres al fin pueden crear la realidad que desean y poner en escena las problemáticas que las aquejan a modo de lucha, desarrollando sus capacidades como intérpretes, organizadoras, líderes, compositoras, educadoras, técnicas, entre otras, y haciéndonos ver que todavía queda mucho por hacer y decir para alcanzar lo que nuestras antecesoras también buscaban: una sociedad con igualdad de oportunidades. 

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