Mujer Cadáver

El 8 de marzo de 2021, Día Internacional de la Mujer, Niyireé Baptista llevó a cabo el performance que da origen a este libro. Leer Mujer cadáver es una experiencia en sí. Las emociones encontradas y las reflexiones necesarias que produjo esa acción vuelven a ocurrir al abrir este libro, llegan desde las palabras y desde las imágenes, y generan pensamientos que muchos jamás habíamos pensado.

Como mujer, descubrí un dolor que no sabía que tenía.

Este libro es el empeño por registrar ese momento, y el corazón con el que se hizo se percibe en cada aspecto. Yendo a las primeras impresiones, la edición digital es hermosa, la selección de poemas es impecable, complementa o, mejor, expande todas las sensaciones y reflexiones que surgen al leer. Los poemas están colocados a modo de cascada, para que las emociones fluyan mejor, por difíciles que sean, incluso antes de pensarlas. Veo las fotos, las hojas secas que caen naturalmente, y pienso en cómo las mujeres han caído y siguen cayendo de forma contranatural, en lo efímero y lo frágil que es el cuerpo, que se mezcla con la fuerza de sus posibilidades de cambio, de subversión del mundo y de la historia humana. Cómo en vida tenemos ciertas partes muertas y cómo en la muerte seguimos vivas en todas las demás, esperando que el eco del tiempo haga oír nuestra voz.

El fotógrafo Jefersson Leal hizo un trabajo increíble con las fotos que aquí se encuentran. Tiene un excelente ojo para los detalles, los gestos, el contraste entre el caos de la ciudad y la vida que continúa pasando detrás, sin saber que son testigos –incluso cómplices– del fin de otra vida. Leal hace una lectura distinta del performance que no pasa desapercibida: la posibilidad de ver a Venezuela en esa mujer, que camina –que aún, pese a todo, camina– sin saber que ya es cadáver. Hace pensar en cómo nuestras luchas están presentes en otros entes, en cómo esos cuerpos, aunque no sean mujeres biológicamente, son mujeres en ánima y en esencia.

El libro no solo es símbolo, también es crudeza y verdad, por lo que cierra con una denuncia directa al colocar los nombres propios de víctimas y las razones de su lucha.La lectura de Mujer cadáver deja una brecha abierta entre el mundo cotidiano que nos ahoga y nos nubla, y un mundo que trasciende y que nos recuerda luchas mucho más grandes de las que somos protagonistas.

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