Maggie Gyllenhaal, conocida por su papel protagónico en La Secretaria, debutó como directora con una película íntima, femenina y muy sutil que puede tratar acerca de una mujer de la mediana edad que está de vacaciones o sobre la maternidad y un par de maneras de vivirla.
The Lost Daughter (La hija oscura) fue estrenada el 31 de diciembre en Netflix y se está moviendo de forma silenciosa, pero muy efectiva porque nos hace reflexionar, pensar y plantearnos preguntas acerca de la manera en la que nos criaron, en la que criamos o en la que quisiéramos criar en algún momento.
Presentar a una mujer profesional y muy competente, independiente, libre y sobre todo sola no es algo que veamos muy seguido en el cine, salvo por Nomadland (2020), pero esa es otra historia. Maggie Gyllenhaal nos muestra a una mujer que sí tiene hijas, pero que no están con ella, y por las cuales se le pregunta si se siente triste al no tenerlas cercas. Una mujer que decidió en algún momento su formación profesional por encima de la maternidad.
Durante las vacaciones, Leda, protagonista de la película, se relaciona en la playa con una joven madre a la que se le nota que está agotada todo el tiempo, que siempre tiene a su hija con ella y que aparentemente no puede hacer nada más. Esta relación es hasta empática, porque Leda recuerda momentos similares que vivió con sus hijas, y que quedan solamente en el recuerdo para que el espectador se sitúe en la emoción que puede sentir.
Me pregunté muchas veces durante los flashback que usa la directora, como elemento para mostrarnos la vida pasada de Leda, ¿cuándo una madre descansa? ¿Si las mujeres pueden perder los nervios criando? ¿Y cómo hacen en un momento de crisis? Leda, está envuelta en una dinámica alocada y hasta surreal de estudiar o trabajar con dos niñas reclamando su atención constantemente. El padre de las niñas en el film, es un hombre amoroso con sus hijas, pero en alguna medida ausente en su crianza; esto es visible cuando él es quien tiene que lidiar con la crianza y el cuidado y confiesa desesperadamente no sentirse capaz de hacerlo. Entonces, ¿la mujer es capaz solo por haber mantenido al infante en el vientre?
La maternidad no tiene vacaciones y es algo que pocas personas se plantean, una vez que se es mamá no se puede hacer otra cosa, hay que cuidar, criar, cuidar y criar hasta que las hijas o hijos se vayan de la casa, y eso puede tardar años. Además, hay que hacer malabares entre la crianza, el cuidado y el trabajo de forma mágica para poder ser buena madre.
The Lost Daughter no es una película fácil de ver si tenemos el chip de la madre presente y agneada y tradicional, pero es acta para todas y todos los que quieren apreciar cómo una mujer triunfa y no deja de ser mamá.