Al compás de tambores y movimientos corporales que te invitan a perpetuar una sonrisa de oreja a oreja y volar a través de los ritmos africanos, “Karambenor”, reivindica sus raíces, a partir de encuentros desbordados de bailes, celebración y música.
Se trata de una agrupación creada en el año 2012, conformada por mujeres que residen en Argentina, provenientes de Casamance, una región al sur de Senegal y alejada de la capital, Dakar. La misma tiene como objetivos; visibilizar su cultura a través de diversas prácticas autogestionadas, promover acciones que permitan su integración a la sociedad argentina, y generar sistemas de apoyo y ayuda mutua entre los ciudadanos de la Diola.
A través de reuniones mensuales caracterizadas por comidas y vestimentas típicas de su país, elaboran estrategias y programas de difusión cultural, como también, organizan eventos con el fin de recaudar fondos para sostener a la comunidad y cooperar con otros migrantes recién llegados.
Pero, ¿qué sucede con estas mujeres fuertes en tiempos de pandemia?, donde se imposibilitan esos abrazos cálidos entre hermanas senegalesas, que las hacen sentir un poco más cerca de casa, y donde los festejos africanos están completamente silenciados.
Sus encuentros tuvieron que resignificarse y adoptar la virtualidad como forma de contacto. A través de las pantallas, se reúnen para repensar y proyectar las actividades que llevarán a cabo cuando se pueda volver a la ansiada “normalidad” y las celebraciones no nos parezcan extrañas y peligrosas.
Pero, paralelamente a las tareas que planean a futuro, ellas establecen redes de contención que se intensificaron en medio de la crisis sanitaria y económica que estamos viviendo. Como he mencionado en el artículo anterior, son varias barreras y problemáticas que atraviesan los africanos al llegar al suelo argentino, las cuales se potenciaron, aún más, debido a la alarmante situación actual.
Las integrantes de la agrupación, en su mayoría, son vendedoras ambulantes, con lo cual, la pandemia arrasó con sus ingresos económicos y debilitó profundamente su actividad laboral. Muchxs senegalesxs, frente a la ausencia estatal y las constantes amenazas de desalojo, por parte de los propietarios de las viviendas y pensiones que alquilan, no tuvieron otra opción que romper con el aislamiento social y volver a la venta callejera para poder sobrevivir.
Debido a esto, en las últimas semanas, fueron víctimas de la represión policial, algo que no es novedoso para ellxs, ya que con o sin pandemia, son objeto de la sistemática violencia institucional.
Desde Karambenor exponen que todo el trabajo de asistencia en medio de este contexto es llevado a cabo por A.R.S.A (Asociación de Residentes Senegaleses en Argentina), una organización sin fines de lucro que, además de difundir su cultura y construir sistemas de cooperación y ayuda para su comunidad, tiene como objetivo principal promover la creación de un Consulado Senegalés en Argentina.
Es paradójico que, teniendo una deuda enorme en cuanto a políticas migratorias, este grupo de mujeres nos invitan a ser parte de su mundo, celebrar sus raíces y fusionarlas con las nuestras. Por ello, mientras la realidad se trate de barbijos, distanciamiento social y alcohol en gel, podemos acercarnos a su universo africano a través de su facebook “Karambenor Argentina”.
En su página encontramos diferentes contenidos que nos permiten viajar virtualmente y sentirnos en tierra senegalesa. Es un medio a través del cual, dan a conocer sus costumbres y difunden todos los eventos que diseñan y realizan. De modo que, en cuanto regresemos a las distintas actividades sociales, sus integrantes proponen jornadas que son imperdibles para aquellos amantes de los encuentros interculturales, en los cuales se puede aprender y disfrutar de sus tradiciones.
Más allá de las responsabilidades a nivel político y estatal, pienso que socializar este tipo de organizaciones, es una forma de sostener los espacios autogestivos y apoyar a las minorías que, históricamente, son invisibilizadas y a partir de las devastadoras consecuencias que nos está dejando la pandemia, necesitarán más que nunca, la solidaridad de toda la sociedad.
Karambenor significa “ayuda mutua” y si hay algo que nos enseñan los y las ciudadanas senegalesas es, justamente, la reciprocidad y la cooperación. Será momento, entonces, de entender que si a ese Otro le va bien, nos va bien a todos.
Por eso, para aquellas personas que, en medio de esta crisis mundial, reafirman sus lógicas y libertades individuales, los invitamos a problematizar la forma delimitada con la que miran al mundo, y a re-construirse con las bases de la conciencia social y de la identidad colectiva.
¡Karambenor para todxs!