A ciegas
Sin luz en la mirada
escribiré mi mejor poema sobre tu cuerpo
con la humedad de mis besos
indeleble
mi marca de “mía” aunque otras manos te toquen
mía en tu todo con mi universo
en tu vientre
y mi amor en tus rodillas.
La “larguitud” de las horas
Ya es otoño y los árboles se dedican al abandono
se alistan para lo que será el invierno
los días se hacen más cortos y oscuros
todo se confina
el sol brilla
es de los venados.
Ya es otoño y los días parecen acoplarse a una monotonía
los días se llenan de horas apeñuscadas hasta las dos y media de la tarde
la longitud de las horas parece eterna
sé que es infinita
no puedo llenarla con lo que me habita
mis palabras son insuficientes
los quehaceres se van llenando de un tedio insoportable.
Ya es otoño y la “larguitud” de las horas hace trifulca en mi cabeza
las horas me ahorcan
me hacen vaciar el optimismo de varios días
bailan en un sólo cuadro
ya no cabe la clepsidra.
También soy el poema
Tus besos besaron los besos dormidos
de plumas y sangre llenos están
tu piel constelación infinita en la mitad de un mírame a los ojos
tus ojos y mis ojos son lunas llenas de plata y rosa
tu olor se inmola en mi espalda como una ofrenda
tu aliento se quedó en mi cuello
en la mitad de la calle de mis hombros
cerca de la esquina de mi último pensamiento nocturno
soy pavimento de un poema.
